María, una estudiante de tercer grado de una escuela elemental en San Juan, enfrentaba serias dificultades con las matemáticas. “No entendía los problemas y me sentía frustrada”, comparte. Sin embargo, su participación en el programa Camino Hacia La Meta le permitió recibir tutorías personalizadas y explorar métodos de aprendizaje más efectivos.
Hoy, María no solo resuelve problemas matemáticos con confianza, sino que también inspira a sus compañeros. “Gracias a PREI, descubrí que soy buena en matemáticas”, dice con una gran sonrisa.
Historias como la de María nos recuerdan que la educación tiene el poder de transformar vidas.